sábado, 6 de febrero de 2010

Regresando a casa

La ciudad siempre nos proporciona experiencias lo suficientemente divertidas y de las cuales siempre aprendemos algo lo cual no nos permitirá volver a equivocarnos, en otras ocasiones simplemente es una mala jugada del “Karma”.

Eran alrededor de las 9:50 p.m., lo cual me decía que tras un día agotador de trabajo podría regresar a mi casa a disfrutar de una rica cena y de dormir como hace mucho no lo hacía, pero ni yo pude prever lo que me esperaría…
Una llamada cambio todo, “que crees no voy a poder pasar por ti”… pero, pero, ¡Demonios!, y yo sin dinero, pero mi viaje no sería nada si un amigo no hubiera estado ahí conmigo para "apoyarme", mejor dicho, mostrarme mi cruda realidad.

Me pareció fácil poder tomar un taxi a las 10:00 p.m., pero ese fue tan solo mi primer error, tras haber visto pasar a más de 7. Cuando por fin uno se paro, supe que las cosas cambiarían a mi favor, pero en cuanto le dije a donde iba, me invento pretextos, me conto hasta de la marcha del domingo en el zócalo, ahí fue cuando llegue a la conclusión que tendríamos que buscar una nueva ruta.

Para esto, decidimos contar cuánto dinero teníamos en esos momentos, ¿¿Qué…??, $6.50, con eso, ¡No viajaríamos ni a la esquina!

Fue cuando me di cuenta de que nunca debí de haber comprado unos chicles que sabían rancios y además me costaron caros, por lo cual solo teníamos una opción… empezar a caminar. Pero para llegar a una avenida importante y además pedir que el Karma estuviera a nuestro favor para que un “bondadoso”, microbusero nos permitiera darle lo poco de dinero con tal de dejarnos subir y llegar a nuestro destino.

Para eso tuvimos que atravesar una calle lo suficientemente obscura, la cual desde lejos nos decía: “si pasas por aquí, quizás te violen”, temerosamente decidimos adentrarnos y de la nada se aparecieron 3 personas las cuales nos sorprendieron, pero no eran más que unos simples transeúntes con cara de asesinos y hasta el tope de borrachos.

A lo que mi amigo dice: “mira ese taxi esta vacio y si lo tomamos y nos vamos”, antes esto mi respuesta no pudo ser más inteligente (cabe resaltar que tenia sueño, hambre y que iba tan asustado como perro cruzando periférico en hora pico), a lo cual conteste, “¿Pero no tienes licencia o sí?”…¿A quién le importaría el traer licencia o no en una persecución policiaca por el robo de un auto?

Al caminar a las 10:30 p.m. por la ciudad te muestra que debes ser lo suficientemente astuto como para poder arreglártelas en un lugar donde, al perro más chico se lo comen… ¡En unos tacos de la esquina!.

Mientras merodeábamos por la ciudad pasamos por un restaurant y le dije a mi amigo: “Oye, yo tengo mucha hambre y si, ¿Entramos y cantamos y luego les pedimos dinero?, a lo cual él respondió: “Si tuviera que entrar y pedir algo, lo único que les pediría seria que me regalaran un taco”, ese momento fue crucial ya que me di cuenta que viajábamos sin rumbo y con mucha hambre.

Mientras esperábamos a un considerado microbusero que nos quisiera subir, una señora se nos acerco y nos comento algo así: “Disculpe joven, no tendrá una moneda que me regale, es que, necesito llegar a mi casa y vivo muy lejos”, estas palabras tocaron fondo en mi interior, ¡#$%/(! ¿Por qué no se me ocurrió eso primero a mi?, tan solo porque la señora ya se había marchado, porque si no podría haberle pedido que me diera ella una moneda porque necesitaba regresar a mi casa.

Tras haber transcurrido alrededor de 10 min. Pudimos observar que una camión se paro y nos permitió subir a lo cual mi amigo me hizo ver la realidad… “Ves, te dije que a pesar de que manejen como locos, te traten peor que al ganado y te vean feo los microbuseros tienen un buen corazón”.

¡Si, por fin, pude llegar a mi casa y completito!, la ciudad siempre nos tiene sorpresas y sobre todo podemos observar que la altamente denominada especie “Nacus Defeñus Hominidae”, no termina de sorprendernos con ese folclor popular.